Ultrarunning Barcelona 2022

Ultrarunning Barcelona 2022
Miguel Mataix durante su participación en Ultrarunning Barcelona el pasado fin de semana. Foto: Jordi Monge.

El pasado fin de semana se celebró la segunda edición de Ultrarunning Barcelona, competición extrema que propone correr durante 24 horas consecutivas dando vueltas a una pista de atletismo. Así, como suena. Lo que para el común de los corredores es un auténtico disparate, para un selecto grupo de atletas es una oportunidad de alcanzar su mejor cifra de kilómetros. Porque hablamos de una prueba que no mide a los ganadores por tiempo, sino por distancia. Gana quien más vueltas sume a la pista entre el sábado desde las 12:00 AM y hasta el domingo a las 12:00 AM. Como si fuese un juego de niños pero en el que solo pueden participar unos pocos elegidos.

Uno de ellos es Miguel Mataix (Benejama, Alicante; 47 años), tercero de la general y primero de los atletas españoles merced a una distancia de 223 kilómetros. No es su mejor marca. Antes de la pubalgia que le ha mantenido apartado durante un año entero logró 244 kilómetros, un registro que le sirvió para ir a los campeonatos del mundo de 24 horas organizados por la IAU (International Association of Ultrarunners). «En esta ocasión mi objetivo era lograr la marca mínima que exigen en el Spartathlon, 100 millas en menos de 15 horas y 45 minutos, y estoy contento porque he podido conseguirla», nos dice. Aun así, sobre el tartán del estadio Joan Serrahima peleó la victoria durante muchas horas contra el rumano Andrei Ailenei y el griego Fotis Zisimopoulos, uno de los mejores ultrafondistas del momento que llegaba dispuesto a batir el récord del mundo de la disciplina. No lo consiguió.

«Bailamos entre los tres que quedamos», asegura Miguel Mataix irónicamente al relatar su paso por Ultrarunning Barcelona 2022. La estrategia del alicantino estuvo clara desde el inicio: salir a un ritmo de 4:50/km y hacer pequeños descansos cada media maratón y sobre todo cada maratón, parando a comer alimentos sólidos durante diez o doce minutos. «En este tipo de carreras el estómago termina siendo mucho más decisivo que las piernas. El 80% de las veces que caemos lo hacemos por problemas gástricos y no por agotamiento físico. En mi caso este fin de semana ha sido al revés, los cuádriceps ya no me daban más de sí», explica.

Correr durante 24 horas consecutivas es un ejercicio que precisa de mucho más que una preparación física espartana. Es psicología, motivación, inteligencia y estrategia, pero sobre todo psicología. «Porque la noche se hace muy dura. A las 22:00 apagan la música y se retira el speaker; solo queda algún amiguete o familiar que quiera acercarse a verte. Y las charlas que tenemos los propios participantes mientras vamos corriendo. Cuando ya no te quedan ganas de hablar con nadie, mal asunto», cuenta Miguel Mataix, un tipo con una década de experiencia en diversas carreras de ultrafondo.

Vencer la tentación

Las pruebas de 24 horas en pista son muy particulares. Cada tres horas se cambia de dirección para compensar la fatiga muscular. A lo largo de toda la jornada, diurna y nocturna, unos jueces vigilan que nadie haga recortes en el circuito y controlan los pasos de los participantes sobre la alfombra de cronometraje. También hay reglas no escritas sobre cómo adelantar. «Lógicamente vamos todos por el carril uno de la pista, para hacer 400 metros por vuelta y no regalar nada. La idea es que cuando alguien te va a pasar se facilite ese adelantamiento, que no tengas que abrirte al pasillo dos cada vez que adelantas», explica Miguel.

Vencer al sueño y a la tentación de tener el hotel a menos de 5 minutos de la pista es otro de los objetivos durante la competición. El corredor alicantino logró dormir 40 minutos durante la noche, una siesta necesaria pero que no fue suficientemente reparadora. «Volví al tartán con las mismas sensaciones, y por más que tiras de café o geles de cafeína, a veces ya no tienen efecto. Cuando te quedan 7 horas y ya llevas corriendo 17 piensas ‘aún me quedan 7 horas’ y el tiempo pasa muy despacio, cada hora es interminable. Lo que haces es marcarte microobjetivos, si corro bien durante tres vueltas luego me regalo una vuelta caminando. Pero te aseguro que no existe nada más duro que las carreras de 24 horas en pista», apunta convencido.

Está hablando un tipo que en su palmarés ostenta triunfos como el logrado recientemente en 100 Millas Privilegio Trail o el récord de El Camino de Santiago. Fueron 788 kilómetros con 12.000 metros de desnivel positivo en 6 días y 10 horas. Año 2019. «Sé que ha habido algunas tentativas de mejorarlo, pero de momento mi marca sigue siendo la más rápida», nos dice.

Tras un par de jornadas de descanso del Ultrarunning Barcelona 2022, Miguel Mataix volverá a calzarse las zapatillas. Cada vez que termina una competición así jura dedicarse a los ultras de montaña, mucho más amables y asequibles, pero se le pasa al día siguiente. Ya ha fichado en el calendario la próxima prueba de 24 horas en la que podría intentar batir su propia marca de 244 kilómetros: el 7 de mayo en el Ultrafondo en Pista Ciudad Real.

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