Le apodan el Expreso de Astudillo, por su alta velocidad y por el pueblo palentino que le vio crecer. Era lógico, pues, que tras haber demostrado su valía frente atletas de carne y hueso, tarde o temprano tuviera la necesidad de medirse contra una máquina.
Campeón de Europa, subcampeón, medallista de bronce con sus compañeros del relevo, conquistador de nueve récords nacionales (entre 200, 300, 400 y 4 x 100 metros, tanto al aire libre como indoor). ¿Darían las mismas piernas que le otorgaron tanto lustre para derrotar a un tranvía?
Fácil salir de dudas. Si hay que correr, mejor hacerlo en la Ciudad del Running, que gracias a Ferrocarrils de la Generalitat Valencia (FGV) dispone de una moderna flota de tranvías integrada en Metrovalencia. El elegido fue la Línea 10, que une el centro de la ciudad (estación de Alacant) con el barrio de Nazaret. Muchos kilómetros para un velocista, así que el desafío se concretó entre la base del puente Azud del Oro y la parada de Oceanogràfic. 400 metros, aproximadamente. Lo más justo para enfrentar a dos prodigios que en su lucha llegaron a superar los 36 kilómetros por hora. Uno con mayor capacidad de aceleración, el otro superior en cuanto a ritmo crucero. ¿Quién ganaría?
Para eso tendrás que ver el vídeo. Lo que te podemos contar aquí es el porqué. En 2020 Husillos retó en un 4 x 100 circunvalando la Plaza Mayor de Madrid a un equipo de sanitarios, héroes de la pandemia; en 2021 se midió a Manuel Merillas, campeón continental de trailrunning en una ‘pared’ de 400 de la montaña leonesa. Ganó el primer envite, perdió el segundo.
En 2022 poco le importaba el resultado, pues el triunfo vino antes. Su carrera contra el tranvía de Valencia es el colofón al Reto Solidario Goya, a través del cual su patrocinador, Goya Foods, ha donado un kilo de comida a Banco de Alimentos por cada hora de actividad física registrada en la web programada a tal efecto. Se superaron las 10.000 horas y con ellas las 10 toneladas.
Óscar aportó los últimos segundos de las muchas horas empleadas este año. Y lo hizo, cómo no, a toda velocidad. ¿Más que el tranvía? Lo dicho, dale al play.
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