Lesiones más comunes en relación al tipo de calzado

Lesiones más comunes en relación al tipo de calzado
Lesiones más comunes en relación al tipo de calzado. Albert Casas

Correr, casi de forma irremediable trae consigo las temidas lesiones. Algo que generalmente no se “ve venir”. Eso si, lo que cuesta que se marchen.                    Los expertos en fisioterapia y podología inciden siempre en la prevención, sea mediante el fortalecimiento, o gracias a una metodología que permita realizar las actividades y un aumento de carga de forma muy progresiva.

De hecho, “la gente no no suele ir a una clínica podológica a que le recomiendes unas zapatillas, sino que es porque les duele algo y también posiblemente tengan algún historial en este sentido”, nos comenta Albert Casas, de Clinik Podología, en Terrassa (Barcelona).

En ocasiones, es habitual comprar unas zapatillas, y en el caso de empezar a notar cosas raras, le echamos la culpa a esas zapatillas, pero algo que conviene tener claro, es que una zapatilla no te causa (o evita) una lesión.

Según nos comenta Albert Casas, “otra cosa es que el uso que se le de a la zapatilla, no sea el correcto. Incluso, quizá tampoco sea la zapatilla más adecuada para ti”.                                                                                                  Y es que no todas las zapatillas sirven para todos los corredores, por lo menos, a priori. Conviene tener esto en cuenta, y por tanto, acudir a una tienda física, con una atención personalizada, resulta determinante en muchos casos.

Vamos a ver diferentes tipos de lesiones asociadas a los diferentes tipos de zapatillas. Hemos hecho una selección de 3 dolencias habituales en el corredor.

Metatarsalgia

La zona de metatarsos (al levantar el talón y propulsarse al correr), recibe mucha carga y está sometida a mucho estrés y es aquí cuando muchas  personas en función del volumen y kilometraje, pueden acabar padeciendo molestias y dolor.

Así pues, podemos minimizar ese riesgo, haciendo una elección adecuada de la zapatilla. Por ejemplo, si un corredor ocasional compra una zapatilla de perfiles bajos y con mucha flexibilidad, es probable que no haya hecho la mejor elección, ya que tiene más riesgo de sufrir metatarsalgia.

En ese caso, lo adecuado sería escoger una zapatilla de mayor altura de perfiles, mayor protección y un rocker más marcado, que facilite la propulsión. Si no sabes qué es el «rocker», aquí te lo explicamos.

Por tanto las zapatillas que vemos con mayor perfil, son recomendables para ese usuario que pueda tener problemas de metatarsalgia, y no sólo para los corredores, pues también ese tipo de zapatillas pueden ser beneficiosas para las personas que para desarrollar su actividad laboral han de estar muchas horas de pie.

Por tanto, hemos visto que una buena elección de las zapatillas es importante, pero hemos de entender que no por ello, hay que descartar los trabajos de fuerza para fortalecer la musculatura, ya que otro peligro a evitar (y asociado a esa elección de perfiles altos), es que la musculatura se pueda volver “más vaga”.

Así pues, según Albert, “es necesario encontrar soluciones a corto plazo para que el/la deportista pueda seguir con su rutina y actividad, sin olvidar las soluciones a largo plazo para que -si el usuario no quiere ir con perfiles altos-, ese pie responda”.

Lesiones más comunes en relación al tipo de calzado
Con varias zapatillas sobre la mesa, repasamos las lesiones más comunes en relación al tipo de calzado

La temida fascitis plantar

Una de las lesiones más temidas por los corredores es la fascitis plantar. Esa lesión que consigue erizar el vello de la nuca. Y con razón, ya que “de cada 10 visitas en la clínica, 7 u 8 son de fascitis”, reconoce Albert Casas.

Nuestro podólogo nos pone un ejemplo elocuente: “a igualdad de preparación de musculatura, un usuario con hiperlaxitud, con tendencia a juntar las rodillas, si utiliza una zapatilla muy flexible, al tener que ejercer mayor trabajo puede padecer una sobrecarga o inflamación de la fascia.

Sin embargo, si se realiza un trabajo de refuerzo muscular y la fascia puede soportar la carga de trabajo de se demanda, podrá correr con lo que le dé la gana”.

Como en cualquier ámbito de la vida, como deportistas también vamos evolucionando y por tanto, a medida que vamos ganando musculatura, nos vamos adaptando a los diferentes tipos de distancia. 

También vamos comprobando qué nos gusta más y con qué zapatilla nos encontramos más cómodos, de modo que podemos ir construyendo un “perfil” de la zapatilla que más nos gusta y mejor nos funciona, aquella que no nos da problemas y nos satisface a nivel de confort.

Lesiones más comunes en relación al tipo de calzado

Aunque cuidado, ya que si una zapatilla parece que no nos “funciona”, no quiere decir que esa zapatilla esté “tachada” de la lista para toda la vida, o por el contrario, no quiere decir que sea la adecuada para toda la vida.      En definitiva, todo dependerá de cómo vayamos evolucionando.

Ten en cuenta, que no se tiene fascitis por el mero hecho de ser corredor. No es lo mismo estar 8 horas de pie o sentado. La fascia de alguien que esté de pie (por el propio desarrollo de su trabajo), y después de su jornada salga a correr para despejarse, va a tener una fascia más preparada que el que por ejemplo, trabaja esas mismas 8 horas sentado, ya que el nivel de tensión sufrida es muy diferente.

En ocasiones, nos preguntamos por qué nos pasa en un pie y no en otro. Por ejemplo, pueden deberse a causas mecánicas; distribución de kgs. en cada pierna, si hay -o no- simetría, si abres más un pie que otro, si hay desequilibrio a nivel de cadera, etc.

Todo esto determina que esa estructura al cabo de años o kilómetros sea la primera que se pueda “quejar” más, que el pie contrario que no tiene que trabajar tanto.

Posibles soluciones

¿Qué soluciones podemos encontrar al respecto? En primer lugar, resolviendo la causa y en segundo lugar, desinflamando (ondas choque, infiltraciones, plantillas) y a cada uno de estos dos factores, tienen distintas etapas que se tienen que realizar para conseguir que esa fascitis se solucione. 

Y en ese sentido, Albert Casas se muestra optimista: “la buena noticia es que se soluciona. Lo que no podemos decir es el tiempo, algunas fascitis pueden durar de 6 a 12 meses”.

¿Cómo lo prevengo?

Si la fascia no está preparada, bien por nuestra edad, bien por la preparación, y empezamos a correr y efectuar cierto volumen, es cuando puede aparecer el problema.

La mayor parte de lesiones o molestias se producen cuando esa musculatura no puede soportar aquella carga que le exigimos.

Por el contrario, como indica Casas: “si hay una distribución de cargas óptima la musculatura tiene capacidad de optimizarse”.

¿Qué zapatillas serían las adecuadas en este caso?

“En un pie con gran flexibilidad que tiende a torsionar mucho o meterse hacia dentro o más plano, si a su alrededor tiene un “envoltorio” o zapatilla, ésta le da estructura y le sujeta un poco más hasta que la musculatura va soportando y optimizando la carga que le podemos mandar, un perfil un poco más rígido le puede ayudar a mantener la fascia en perfecto estado”, señala el podólogo.

A partir de aquí, ya es decisión del corredor si quiere reforzar esa fascia.

Pero tengamos claro que “una zapatilla no va a hacer que NO te lesiones. Si no hay una preparación previa, tienes muchos más números de lesionarte”, sentencia Albert Casas.

Dicho esto, está claro que conviene poner conciencia para adaptar nuestra musculatura a la carga que queremos realizar.

Tendinitis de Aquiles

El tendón de Aquiles tiene la inserción en la parte posterior del  talón, lo que es el calcáneo, es decir, el hueso que está en contacto con el suelo. Este músculo tiene mucha importancia a la hora de propulsarse en la carrera a pie. 

Si ese tendón “o cuerda” como es el tendón de Aquiles, no está preparado para soportar según qué impactos, las cargas van a ser enormes. Pensemos que la pierna de apoyo en el impacto, ve triplicado el peso corporal. Por ejemplo, un corredor de 80 kgs., hace que su pierna tenga que soportar 240kgs. en CADA impacto.

En corredores altos, de peso elevado, puede tener sentido la elección de unas zapatillas de perfiles más elevados o espumas más amortiguadas.

En este sentido, una zapatilla más plana o de menor perfil y mayor flexibilidad, puede predisponer a la “queja” de la musculatura (y con ello, el riesgo de lesión).

En el caso de los corredores que tengan un pie más pronado (más plano), esa “cuerda” que es el tendón de Aquiles,  tendrá que soportar una tensión superior, al de otras personas que no tengan esas características.

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