El rocker de la zapatilla, al igual que ha sucedido con el drop, ha pasado a ser un término de uso común entre los corredores. Son conceptos que acabamos interiorizando hasta el punto de que su uso es tan común entre nosotros, que llega a determinar o descartar la compra de unas zapatillas.
Hasta hace relativamente poco, tan solo conocíamos términos como el de pronación o supinación, pero la palabra drop acaparó gran parte del protagonismo. Ahora el rocker pide también la posición que cree merecer.
Creo recordar, que fue en un catálogo de Hoka, donde leí por primera vez la palabra rocker. La marca lo ilustraba de forma muy elocuente; lo comparaba con el movimiento fluido de una rueda. Sin duda, un ejemplo muy representativo y entendible. Las ventajas de ese movimiento circular, se implementó en el efecto balancín en la mediasuela de una zapatilla.
Pero, ¿a quién le puede beneficiar esta geometría, quién le sacará más partido? Según el podólogo Albert Casas, de Clinik Podología de Terrassa (Barcelona), “las zapatillas con rockers muy marcados son modelos para ir rápido. Los modelos con placa de carbono y perfiles altos, suelen tener rockers elevados. Al final, la idea es que te ayude en la propulsión, en la fase de despegue del pie que es cuando nos ayuda a avanzar”.
A priori, las ventajas parecen reales, ¿verdad? Una suela con silueta de “banana”, que favorece un balanceo aparentemente notable.
Según apunta Casas: “se trata de apoyar el mínimo tiempo posible la zapatilla en el suelo y estar el máximo tiempo posible avanzando y tirando hacia delante, y eso es lo que nos facilita este tipo de zapatillas”.
Pero, ¿realmente cualquier corredor puede sacarle partido a este tipo de zapatillas? Según me comenta el podólogo: “si no puedes disfrutar de unos ritmos elevados, no tiene sentido que lleves este tipo de zapatillas, porque a nivel muscular te exigen una gran demanda, y si no tienes una musculatura de la cadena muscular posterior (fascia plantar, tendón de Aquiles, gemelo, etc…) que no está preparada para “meterle gas”, no va a ser la zapatilla adecuada”.
Por lo tanto, “si tu musculatura está preparada para aguantar 5 o 10 kms., no tiene sentido que compres un modelo de este tipo para correr una maratón”, sentencia Albert.
El binomio rocker-placa de carbono
Si le das un vistazo a la web de cualquier marca, verás que muchas de estas zapatillas con la geometría que estamos comentando, van asociadas a placas, ya sea de carbono, nylon, o cualquier otro material (según el precio del producto, claro está).
La duda que surge, es si tiene sentido que trabajen ambos elementos de forma conjunta. En este sentido Albert Casas se muestra tajante: “si le queremos sacar el máximo beneficio, uno potencia el otro, es decir; rocker más placa, se traduce en máxima propulsión en la fase de despegue”.
Evidentemente, en este sentido, nos referimos a la eficiencia máxima en lo que a la zapatilla se refiere, pero “luego está el lado humano, que es lo que la musculatura puede soportar”, afirma Casas.
¿Es una geometría apta para todos?
El hecho de que este tipo de zapatillas muestre un biselado prominente en la zona posterior, ¿puede beneficiar a ese corredor o corredora que talona?
Según Albert, “el hecho de que tenga el biselado en la zona posterior, a los talonadores les puede facilitar al principio, pero no es una zapatilla eficiente para ellos, porque por mucho que tengan facilidad para talonar, luego se van a encontrar con una parte delantera normalmente muy gruesa, que no va a hacer todo el movimiento ideal (para lo que está pensada), y no van a hacer toda la propulsión como debería ser.
Entonces, si talonas, ¿qué zapatilla deberías escoger? Albert vuelve a ser muy claro al respecto: “para los talonadores, una zapatilla con menos rocker, les va a facilitar que sumen volumen de kilometraje. Por tanto, si eres talonador y no eres capaz de ir a según qué ritmos o que distancias con una buena técnica de carrera, yo no las aconsejo”.
¿Es una geometría “lesiva” para el pie?
Este tipo de zapatillas, presentan una silueta muy peculiar, con una parte delantera muy levantada, incluso se diría que forzada, lo que nos puede llevar a la conclusión de que podría llegar a ser -en cierto modo- lesivo para nuestro pie. Por lo tanto, ¿puede esto, tener algún tipo de consecuencias?
De nuevo, Albert Casas nos lo aclara: “si el pie no está preparado y trabajado, da un poco igual qué tipo de zapatilla tengas. Cuando nosotros levantamos el talón, la zona de metatarsos hace una dorsiflexión, con lo que esta posición elevada en la parte delantera, digamos que facilita esa dorsiflexión. Pero insisto, has de tener la musculatura preparada. De no ser así, puedes notar dolores en la zona plantar de los dedos, como rampas, porque has sometido a una tensión a la musculatura para la que no está preparada. Cuando te pruebas las zapatillas -por primera vez-, notas una sensación extraña (como que te vas hacia delante), pero cuando estás en movimiento, vemos que es más natural”.
Al hilo de esto, Albert continúa: “es importante que los dedos tengan espacio y la capacidad de estirarse, moverse y flexionarse y algunas de las zapatillas de competición complican este aspecto. Es cierto que en algunos modelos es realmente difícil poner plantillas personalizadas, ya que en algunos modelos no hay espacio, con lo que en modelos de competición se opta por no instalar plantillas, y hacerlo en los modelos para el día a día».
¿El rocker es efectivo tanto en asfalto como en montaña?
Me interesaba saber la opinión de Albert, sobre la eficiencia/eficacia de estos modelos en asfalto y en montaña. Es decir, cuándo tiene sentido utilizarlos y cuándo no lo tiene.
“En asfalto los perfiles suelen ser más agresivos porque la superficie es más favorable, casi siempre planas, y con poco desnivel o peralte. Sin embargo en montaña, existen más desniveles de todo tipo, con lo que los rockers muy pronunciados pueden causar inestabilidad. En una subida muy pronunciada en montaña, el rocker puede penalizar porque puede ir en contra de la subida”.
En próximos artículos, seguiremos explicando, con la ayuda de Albert Casas, todos estos conceptos, desde el punto de vista práctico que aporta un podólogo deportivo.
Más información en clinikpodologia.com
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