Kilian Jornet enlaza las 82 cumbres de más de 4000 metros en los Alpes en 19 días.
Llevo mucho tiempo diciendo que los calificativos para describir a Kilian Jornet se agotaron. Y es que cada carrera o reto personal que acomete, acaba en titular en prensa escrita, pódcast, redes sociales, e incluso en televisión (sí, increíble pero cierto).
A mi entender, esos posteriores titulares a los que hago referencia, sin ningún tipo de duda, ha ido acompañado de espectáculo, porque los que estamos ‘en esto’, sabemos que allá donde va, el revuelo mediático está garantizado. Pero lo importante, es que no es ‘pan y circo’. Es talento. Es una comunión entre él y la montaña. Siempre dije que tiene como una especia de pacto el el medio natural (para él), y que ambos se protegen.
Este 2024, si nos referimos al aspecto puramente competitivo, ha ganado en la prestigiosa maratón de montaña Zegama Aizkorri (en mayo), y la Sierre Zinal (10 de agosto). Es cierto que cada vez participa en menos carreras, las cuales escoge muy, muy bien, con ojo de francotirador.
Los que le seguimos desde hace tiempo, acabamos por asumir, que cada vez tiende a alejarse de las masas y los eventos con dorsal. Como persona un tanto solitaria, o poco amantes de las masas y el fervor colectivo, busca sus propios propósitos. Aquellos en los que puede dar rienda suelta a su inquietud por saber, conocer….y conocerse.
El potencial y talento del deportista español es tal, que 3 días después de ganar con récord la Sierre Zinal (récord anterior que por cierto, era suyo), se embarca en el que a mi juicio, es el proyecto más ambicioso del corredor. La cosa tiene su enjundia: enlazar los 82 ‘cuatromiles’ de los Alpes en el menor tiempo posible. Oportunamente llamó a ese proyecto personal ‘Alpine Connections’.
Parece que el mundo se le queda pequeño, pues ya sabe lo que es coronar 177 cimas en 8 días de más de 3000 metros en Pirineos. Sí, su anterior locura. O por lo menos, así lo vemos la mayoría de humanos, que presenciamos atónicos tales gestas.
Un récord que se mantenía desde 2015
Para poner en contexto lo que ha logrado el excepcional corredor de montaña, quiero recordar que el alpinista suizo Ueli Steck (fallecido en 2017), logró encadenar todas las cimas de más de 4000 metros en 62 días. Ueli no era un cualquiera. No en vano, se le apodó acertadamente ‘la máquina suiza’.
Kilian Jornet pretendía realizar esas ascensiones de la forma más lógica posible, sirviéndose de medios propios (o humanos, vamos a decir).
Por lo tanto, escalaría, correría y se desplazaría en bicicleta en tramos de transición entre cumbres cuando fuese necesario.
1206 kilómetros en 19 días
El atleta ha demostrado un potencial que roza lo sobrehumano. Ha encadenado cimas de elevada tecnicidad que ha exigido alta concentración por su parte. Todo ello, en 19 días, en los que ha dormido períodos que oscilan entre las 3 y 4 horas. Alguno, si acaso (raro) 7 horas.
De esos 19 días, el domingo 25 de agosto Kilian se lo tomó de ‘descanso’. Y es que aunque su equipo de comunicación en alguna ocasión excepcional dejó ir la expresión «está un poco cansado», creo que no es en absoluto reprochable ese Descanso Dominical, como cantaba Mecano a finales de los 80´s.
Una distancia de 1206’97 kilómetros por sí misma es absolutamente demencial si consideramos que la ha cubierto corriendo, escalando y en bici, pero más impresionante es si cabe, el desnivel; 75344 metros positivos ascendidos. Es decir, es como subir el Everest desde el nivel del mar a la cima más de 8 veces. La expresión de «estar un poco cansado», ya va cuadrando,¿no?
Algunos datos curiosos
Durante los 19 días del proyecto ‘Alpine Connections’, Kilian Jornet ha dejado registradas algunas cifras realmente impresionantes. Por ejemplo, la tercera etapa (jueves 15 de agosto), fue una de las más espectaculares por las cifras que ofreció.
Por ejemplo, fue la etapa más larga en cuanto a tiempo. Nada menos que 34 horas y 42 minutos de actividad. También es la que más desnivel positivo sumó; 8778 metros ascendidos y también en la que más kilómetros cubrió a pie; 99 kms. Y para soltar piernas, otros 44 kilómetros en bici. Ver para creer.
Si hablamos de ascender (o más bien, encadenar) cumbres de más de 4000 metros, la etapa más productiva fue la séptima (martes 20 de agosto), en la que se paseó sus ‘cincuenta y tantos kilos’ por 18 cumbres en el cantón de Valais (Suiza).
Muy de cerca, en la 14a etapa (jueves 29 de agosto), fueron 15 cimas las que sumó de una tacada, durante más de 29 horas. Por cierto, para que no haya ningún tipo de dudas, todos los tracks están publicados en su Strava.
Hay algún dato curioso en lo que a alimentación durante su travesía se refiere. En los refugios por donde discurría la ruta llegó a comer sopa, guisantes, huevos y brócoli. Sí brócoli. No se me ocurre un final de etapa más triste que una cena con brócoli.
Coincidiendo con el UTMB Mont Blanc
Precisamente, cuando Kilian ascendía las últimas cumbres, se celebraba el Ultra Trail de Mont Blanc (UTMB), en Chamonix. De hecho, alguno de los participantes de la modalidad más larga (aunque no es la distancia ‘estrella’ de las 100 millas), la PTL de 300kms. en semi autosuficiencia, se cruzaron con el atleta co-fundador de Nnormal. Grata sorpresa sin duda para los corredores con dorsal, que también tenían bastante con lo suyo…
Mientras que Chamonix era el epicentro del ‘mundial de facto del trail running’, el solitario atleta estaba a sus cosas. O lo que es lo mismo, a punto de culminar el que es su proyecto personal más ambicioso. Él mismo afirmaba que «este proyecto ha sido increíble, creo que es uno de los más exigentes que he hecho. Ahora toca descansar y procesar todo lo que ha pasado. Creo que me llevará un tiempo valorarlo en su totalidad». Nos lleva un rato asimilarlo a los que lo hemos visto desde la barrera, no le va a costar a él…Nos ha fastidiado.
Es curioso, que quienes tuvieron la ocasión de acompañarlo en alguno de los tramos, afirmaban que «incluso tras 12 etapas, era complicado seguirlo».
Lo dicho, un ser extraordinario, haciendo cosas impensables para la mayoría de los que hemos tenido la suerte de coincidir en el tiempo con él.
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