Diez «pecados de runner» que sigues cometiendo

diez pecados runner sigues cometiendo

Por muchos años que lleves corriendo o libros que hayas leído sobre running y entrenamiento, estamos convencidos de que a día de hoy sigues cometiendo varios de estos errores clásicos de runner. ¿A que sí? ¡Confiésalo!

Pensar que cuantos más kilómetros, mejor. No existe mayor leyenda urbana que esta y, aún así, seguimos pensando que el volumen lo es todo. No, no por acumular más kilómetros vas a ser más rápido o más resistente, ni mejor corredor. ¿Te suena eso de que más vale calidad que cantidad? Pues en el running ocurre lo mismo. Saber cuántos kilómetros correr en cada sesión y a qué ritmo hacerlo es mucho más valioso que sumar y sumar distancia sin sentido alguno.

Fiarlo todo a correr y no hacer otro tipo de entrenamientos. Al hilo de lo que decíamos en el punto anterior, también tendemos a pensar que entrenar es correr. Y no. Entrenar es mucho más que hacer carrera continua o series. Para evitar lesiones, ganar potencia y conseguir un aparato músculo-esquelético equilibrado y preparado para las carreras tan exigentes en las que participamos debemos introducir en nuestro plan sesiones de fuerza, flexibilidad, técnica de carrera, circuitos, etc. ¡Y lo sabes de sobra!

No estirar correctamente. Sabemos que estirar es aburrido y en muchas ocasiones vamos tan apurados de tiempo que no estiramos ni antes ni después de correr. Mal. Es preferible robarle a la parte central del entrenamiento 5-10 minutos de carrera y dedicárselos a los estiramientos. Si vas muy justo de tiempo, te recomendamos estirar después de correr, de manera suave, sin rebote, sin forzar los músculos; que notemos que “tiran” pero sin que llegue a ser doloroso. Lo de estirar es de primero de running, no seas perezoso.

Forzar la pisada para “pisar mejor”. Se ha escrito mucha literatura en estos últimos años sobre la manera de pisar, el natural running, etc, etc. En realidad, no hay ningún estudio concluyente que afirme que sea más saludable pisar con la zona del mediopie en lugar de hacerlo con el talón. No te empeñes en correr de modo “antinatural”, cada corredor tiene su pisada y si el podólogo u otro profesional en la materia no te contraindica tu propia técnica de pisada, no trates de cambiarla tú por lo que hayas leído en libros o revistas.

Elegir las zapatillas por su estética. Lo sigues haciendo… ¡Y lo sabes! Y vale que a todos nos gusta llevar unas zapatillas “molonas”, pero es prioritario que a la hora de comprar nuestro calzado analicemos las prestaciones que nos ofrece un modelo y no sus colores. Fíjate en la amortiguación, la estabilidad, el ajuste, la suela, el upper, las protecciones, la horma… y después de todo eso, en los colores o el diseño. Recuerda que una buena zapatilla puede evitarnos multitud de lesiones e influir muy positivamente en nuestro rendimiento.

Correr siempre en la misma zona de entrenamiento. Para que nuestro corazón aprenda a trabajar en diferentes situaciones de esfuerzo y progresemos como corredores, es importante que en los entrenamientos variemos la zona de entrenamiento del pulsómetro (Z1, Z2, Z3, Z4 y Z5). Correr a la misma intensidad todos los días nos llevará a un estancamiento seguro, por eso debemos tocar todas las zonas de entrenamiento, cada una de ellas asociadas al esfuerzo que podremos mantener durante un tiempo determinado. ¡No te acomodes!

Repetir los recorridos una y otra vez. Del mismo modo, es más que recomendable que cambiemos los recorridos por los que entrenamos. Repetir un día tras otro el mismo itinerario nos llevará igualmente a un punto de estancamiento y acomodamiento. Trata de sorprender a tu organismo con nuevos circuitos y desniveles. Además, psicológicamente también es beneficioso.

Quemar etapas antes de tiempo. Somos muy ansiosos. Llevamos corriendo cuatro telediarios y ya queremos hacer un maratón. ¡Paciencia! Es muy importante respetar los tiempos y disfrutar cada etapa de nuestra trayectoria deportiva. Aunque los maratones son carreras muy atractivas por su épica, jamás debemos subestimarlas o creer que vamos sobradamente preparados. Date tiempo y experiencia en pruebas más cortas (10K o medias maratones) antes de lanzarte a por los 42,195 km.

Imitar lo que le ha servido a otro corredor. Está bien dejarse aconsejarse por otros corredores con más experiencia y veteranía, e intercambiar ideas o consejos sobre entrenamiento con amigos. Pero ten en cuenta que el plan de preparación que le ha servido a otro corredor no tiene porqué servirte a ti también. No trates de imitar los planes, ritmos y sesiones de un amigo; cada organismo es diferente y lo ideal, por supuesto, es consultar a un entrenador especializado en atletismo.

No mirar por tu salud antes que por tu rendimiento. Mirar por tu salud significa acudir con la frecuencia adecuada a los médicos expertos que pueden valorar tus capacidades y evitar riesgos innecesarios: cardiólogo, podólogo, fisioterapeuta, etc. Si puedes gastarte 160€ en unas zapatillas de última generación, también puedes hacerlo en tu salud, que es prioritaria sobre todo lo demás.

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