Después de semanas y meses de entrenamiento, por fin ha llegado el día de la carrera. Con lo que has entrenado, no dudas de tu capacidad para cruzar la meta. Sin embargo, hay un factor esencial que diferencia tus sesiones de entrenamiento: todos los corredores que te rodean. Todos ellos están decididos a cruzar la meta antes que tú, y su presencia puede resultar alentadora o desalentadora, según cómo afrontes la carrera. Porque, de hecho, existen diferentes maneras de afrontar un desafío como éste y pueden tener un gran efecto en toda la experiencia y en el resultado. ¿Qué estrategia de ritmo seguir?
Estrategia de ritmo: correr en positivo
Este es el enfoque que adoptan la mayoría de los corredores, sin pensarlo mucho. Se trata de empezar la carrera a una buena velocidad, superior a la media de la distancia total. Es decir, empezar más rápido y acabar más lento. Seas consciente de ello o no, la velocidad de carrera se reducirá a medida que pasen los kilómetros y tus niveles de energía disminuirán. En esta estrategia los corredores se sienten motivados por el evento y no quieren quedarse demasiado atrás al comienzo de la carrera. Quieren, además, tomar unos segundos de ventaja sobre el tiempo final para tener ganados ya el tiempo que perderán. Puedes correr rápido cuando tu cuerpo tiene energía y disponer de un poco de margen de maniobra cuando empieces a estar más cansado. La desventaja de este enfoque es el golpe moral que puedes sufrir cuando, durante los últimos kilómetros, te adelantan corredores que no parecen estar esforzándose demasiado.
Estrategia de ritmo: correr en negativo
Ahora que sabes qué es un split positivo, ya debes tener una buena idea de lo contrario, el split negativo: aumentar tu velocidad hacia la mitad de la carrera. Esta estrategia es obviamente una elección más consciente por parte de quienes la adoptan. No es necesariamente más efectivo que el split positivo, pero definitivamente es más satisfactorio cuando vas superando a muchos corredores a medida que pasan los minutos. Incluso podrías permitirte un último sprint decisivo.
Por último, por supuesto, es posible correr a una velocidad constante, pero esto requiere, además del entrenamiento habitual, una preparación específica que le permita mantener la misma velocidad. También necesitas una idea precisa de tu tiempo en la distancia. Es más, algunas carreras no son muy adecuadas, por ejemplo, aquellas con grandes pendientes.
Elegir tu liebre
La liebre es la persona que decides seguir durante la mayor parte de la carrera. Te marca el ritmo, y normalmente te protege del viento. Eso te permite afrontar los últimos kilómetros de la mejor forma posible, adelantarlos y solo dar todo lo que tienes cuando realmente importa. Puedes aprovechar las liebres que ponen en la mayoría de las carreras o pedírselo a otro corredor.
