
Estabas en un buen momento de forma. Eras capaz de sacar los entrenos fácilmente; y, carrera a carrera, veías cómo rebajabas tus mejores marcas personales (MMP). Pero el infortunio te ha aparcado de tu pasión por el running durante un tiempo y es hora de empezar a correr después de una lesión. Si es tu caso, toma nota de algunos de los consejos que te daremos a continuación o tenlos en cuenta por si, esperemos que no, tienes que recurrir a ellos algún día.
Como es lógico todo dependerá de la lesión de la que vengamos y del tiempo que nos haya apartado de nuestros entrenamientos. Será diferente volver a atarse las zapatillas tras un esguince de tobillo que por una fractura de una hueso del pie, por ejemplo. Igualmente, influirá también en la recuperación si la lesión nos ha permitido (o no) realizar algún tipo de deporte alternativo como natación, bicicleta estática, elíptica… En ese caso, nuestra capacidad aeróbica no habrá mermado tanto, aunque cabe destacar que la adaptación al running requiere su tiempo.
Claves para empezar a correr después de una lesión
Empieza con el CaCo. Sí, los «cacos» siempre salen corriendo, pero en esta ocasión nos referimos a la abreviatura de Caminar-Correr. Lo primero que tienes que saber es que no puedes volver a hacer un rodaje continuado tras 4, 6 u 8 semanas de parón. Lo ideal es que vayas alternando minutos de trote suave con caminata y vayas progresando poco a poco, día a día. Y recuerda no pasarte: no estás haciendo series; vas a empezar a correr después de una lesión.
No te olvides del descanso. No quieras recuperar el tiempo perdido en una semana. Tu cuerpo necesita adaptarse a correr otra vez y es importante que le vayas dando descanso. Si quieres correr demasiado, es posible que te salgan otros dolores o caigas en otra lesión.
Introduce otros entrenamientos. Los días de «descanso» los puedes aprovechar para hacer entrenamiento cruzado. Hacer elíptica o bicicleta estática nos ayudará a recuperar nuestra capacidad aeróbica y una sesión de musculación nos permitirá reforzar nuestra musculación y prevenir futuras lesiones.
Vigila lo que comes. Este consejo no es solo para los que van a empezar a correr después de una lesión, pero sí que quienes la hayan sufrido deben poner especial empeño. Puede que alejarte del running te haya hecho perder la motivación y hayas estado comiendo no tan bien como deberías. Es momento de volverse a motivar y cuidar tu alimentación e hidratación.
No te marques objetivos. Es momento de escuchar tu cuerpo y ver cómo reacciona tras cada entrenamiento. Olvídate de los ritmos, las pulsaciones o la potencia. Ahora lo que cuenta es volver a correr sin dolor y olvidarte de la lesión. Cuando estés 100% recuperado será momento de volver a coger la forma y plantearte nuevos retos. Ve paso a paso y asegúrate el éxito.
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