La teoría idealizada
Nos han enseñado a respirar muchas veces: “coger aire por la nariz y soltar por la boca”. Esta respiración es ideal para técnicas de relajación, permiten coger una consciencia corporal significativa, notar el paso del aire por las distintas estructuras de nuestro cuerpo, también hacer una inspiración lenta para que nuestro cuerpo puede ir asimilando todo el oxígeno.
Inspirar por la nariz nos beneficiará básicamente en 2 aspectos:
- Dentro la cavidad nasal el aire circulará por unas cavidades algo laberínticas que provocarán un calentamiento del aire, sobre todo en invierno, el aire frío no favorecería un intercambio de oxigeno dentro de los alveolos pulmonares para que entre en la sangre. Así pues, el roce del aire con las cavidades y paredes nasales aumentarán la temperatura del aire, próxima a la temperatura corporal.
- Disponemos de pilosidades y mucosidades para frenar la entrada de pequeñas partículas, filtrarlas o pegarlas en los mocos, así posteriormente expulsarlas. Eso nos garantizará una mejor calidad y evitar la entrada de partículas que nos provoquen la tos.
La realidad del corredor
Para actividades cardiovasculares donde necesitamos un gran aporte de oxígeno. Inspirar por la nariz implica mucha resistencia de entrada del aire debido a que el canal de entrada es muy estrecho, esto provocará un gran esfuerzo de los músculos inspiratorios y el riesgo de que no oxigenemos suficientemente y nos fatiguemos antes, incluso en ocasiones provocando flato.
La respiración ideal para correr es coger aire por la boca y si somos capaces, coordinar por la nariz y la boca simultáneamente. Pero lo más importante no es coger aire, ¡es soltarlo todo!
Debemos tener en cuenta, que nuestros pulmones no se vacían nunca por completo, siempre queda un aire residual dentro para no colapsarlos, este aire residual tiene muy bajo contenido en oxígeno, puesto que en gran parte habrá pasado dentro los vasos sanguíneos.
El secreto: soltar todo el aire
Lo que debemos hacer es vaciar cuanto más aire mejor para que en la siguiente bocanada de aire entre el máximo de aire limpio con gran cantidad de oxígeno. No os preocupéis por la falta de aire, si sacamos mucho aire, nuestro cuerpo tendrá la necesidad refleja de coger otra vez gran cantidad de aire.
Seamos realistas y procuremos realizar esta acción dentro de una “naturalidad”, no saquéis todo el aire hasta la saciedad ¡vais a congestionar tanto los pulmones, que activareis el reflejo de la tos!
Oriol Vilaplana
Fisioterapeuta col. 6253
Más info: Miostaf.com
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