El colesterol, ¿qué es? Un lípido. ¿Y qué es un lípido? Los lípidos son un conjunto de moléculas biológicas insolubles en agua y ricas en energía por su número de enlaces compuestos por hidrógeno y carbono. Importante: todas las grasas son lípidos, pero no todos los lípidos son grasas.
Los principales lípidos de nuestro organismo son:
-Los triglicéridos que almacenamos en el tejido adiposo y constituyen nuestra reserva energética más importante.
-El colesterol libre
-El colesterol esterificado
-Y los fosfolípidos que componen las membranas celulares y las lipoproteínas, haciendo más solubles a estas estructuras.
Vamos a centrarnos en el colesterol…
El colesterol es uno de los diferentes tipos de grasa que tenemos en nuestro organismo, que se mueve por nuestro torrente sanguíneo unido a proteínas transportadoras llamadas lipoproteínas.
Tiene múltiples funciones, aunque lo conocemos más por sus efectos perjudiciales sobre nuestra salud cardiovascular.
Algunas de sus funciones:
– Forma parte de membranas celulares.
– Participa en la mielinización de las neuronas, esa capa o vaina de mielina que recubre las neuronas nos permite la rápida y eficiente transmisión de los impulsos nerviosos.
– Es precursor de las llamadas hormonas esteroides (el cortisol, las hormonas sexuales femeninas: progesterona, estrógenos y las masculinas: testosterona),
– Está presente en los ácidos biliares, la bilis es una sustancia producida por el hígado que ayuda en la digestión de las grasas.
– Y a la obtención de vitamina D, con la transformación de derivados del colesterol, gracias a la exposición solar.
¿Dónde se sintetiza?
Fundamentalmente por el hígado. El hígado fabrica aproximadamente el 80% del colesterol que hay en el organismo, el resto se obtiene a través de la ingesta de alimentos de origen animal ricos en grasas saturadas.
Es decir que nuestros niveles sanguíneos guardan un equilibrio entre el colesterol que ingerimos mediante la alimentación y el que nosotros mismos fabricamos.
¿Bueno o malo?
Que un colesterol sea bueno o malo dependerá de su densidad, es decir de su relación entre peso y volumen, cuanta más alta mejor, y su exceso.
Si no es soluble en sangre ¿Cómo llega a las células? Con las Lipoproteínas
Los lípidos para poder circular por la sangre que es un medio acuoso, forman complejos lipoproteicos en el hígado, llamados lipoproteínas. Este agregado molecular tiene un núcleo que contiene lípidos apolares (colesterol esterificado y triglicéridos) y una capa externa polar formada por fosfolípidos, colesterol libre y proteínas (las apolipoproteínas).
Hay varios tipos:
-Las lipoproteínas de muy baja densidad, las VLDL, se caracterizan por tener un alto % de triglicéridos.
-Las lipoproteínas de densidad intermedia, IDL., son restos de las VLDL. Tienen más colesterol y menos triglicéridos.
-Las Lipoproteínas de baja densidad son las conocidas como el colesterol malo, las LDL, son las de mayor concentración de colesterol.
-Las lipoproteínas de alta densidad, son las del colesterol bueno, las HDL con alta concentración de apolipoproteínas, carentes de colesterol.
Las lipoproteínas de muy baja densidad se van transformando gradualmente bien en lipoproteínas de densidad intermedia (IDL), en baja (LDL) o en alta (HDL) a medida que se van desprendiendo de sus lípidos y proteínas.
En los tejidos adiposo y muscular, las partículas VLDL se transforman en IDL ya que los triglicéridos se quedan en el tejido.
En la sangre, las partículas IDL o bien son eliminados por el hígado o metabolizadas y transformadas en LDL. Las LDL son las que transportan el colesterol por el cuerpo.
Y las HDL que son producidas por el hígado y mayoritariamente por el intestino. Son las encargadas de extraer el exceso de colesterol de las arterias y del resto de tejidos, y transportarlo al hígado donde es eliminado a través de ácidos biliares.
SOS: Altas concentraciones de LDL
Las Lipoproteínas LDL son las encargadas de transportar el colesterol a los tejidos y cuando sus concentraciones sanguíneas son demasiado elevadas, se van depositando en arterias y venas, para después oxidarse y quedarse literalmente “pegadas” a las paredes de arterias y venas, formando placas de aterosclerosis.
Estas placas si se rompen pueden causar un coagulo y si es lo suficientemente grande puede producir obstrucciones en el flujo sanguíneo: angina de pecho, falta de riego en el cerebro o en las piernas, y favorecen la formación de trombos que ocluyen completamente el riego sanguíneo, lo que se manifiesta como un infarto agudo de miocardio, un infarto cerebral o una isquemia aguda de una extremidad.
Es por ello que altas concentraciones de colesterol en sangre, es uno de los riesgos más importantes cardiovasculares.
¿Por qué puede subir el colesterol?
Por sobrepeso, el tabaco y el alcohol, algunos medicamentos como los esteroides, exceso de glucosa en sangre, hipotiroidismo, trastornos en el hígado, por origen genético, las dislipemias primarias, la menopausia, ….
¿Cómo podemos ayudar a nuestro organismo?
Con 3 HÁBITOS y no creo que te sorprendas con ello:
1. Cuidando nuestra alimentación.
– Reduciendo el consumo de grasa saturada, esta aumenta los niveles de colesterol en sangre, mientras que la grasa insaturada lo disminuye.
-Alimentos ricos en grasas saturadas:
Cualquier tipo de vísceras: sesos, menudillos, hígados…la yema de huevo y los alimentos grasos de origen animal: las carnes muy rojas, los lácteos enteros (sobre todo quesos curados y secos, productos tipo mantequilla o nata), los patés y foie-gras, los embutidos, y los alimentos procedentes del mar tipo calamar y algunos mariscos.
-Alimentos ricos en grasas insaturadas:
Los que llevan grasas monoinsaturadas: Aceite de oliva virgen extra, aceites vegetales o de semillas y frutos secos como nueces, almendras y aguacates.
Y los que llevan grasas polinsaturadas: Los omega3 y omega6. Fuentes interesantes de este tipo de grasa son los alimentos como el pescado azul, los frutos secos y algunos aceites vegetales.
-Evitando el consumo de productos industriales, muy procesados, ya que contienen grasas trans, muy perjudiciales para la salud, que elevan el LDL.
-Aumentar el consumo de fibra: Sobre todo la del tipo soluble. La fibra soluble atrapa agua y es capaz de formar una solución viscosa en nuestros intestinos. Esta mezcla viscosa cubre las paredes del interior del intestino dificultando la absorción de las grasas (entre ellas el colesterol). Podemos encontrar la fibra soluble en verduras, frutas y sobre todo legumbres o cereales como la avena.
2. Moviéndonos.
Ejercicio físico cardiovascular, al menos 30 minutos cada día: correr, trote ligero, bailar, nadar, bicicleta, remo, elíptica… reduce los triglicéridos y el volumen de las lipoproteínas.
3. Aparcando el tabaco y el alcohol.
– El consumo excesivo de alcohol aumenta la presión arterial e induce a una liberación importante de triglicéridos en sangre.
– El tabaco, el monóxido de carbono que producen los cigarrillos eleva el LDL
Y recuerda, sólo tenemos un cuerpo y nos tiene que aguantar TODA UNA VIDA!!
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