Cuando corremos, cada vez que realizamos un apoyo sobre el asfalto, nuestro pie está soportando varias veces el peso de nuestro cuerpo. ¿Quién no ha arruinado alguna vez una carrera por una ampolla, un uñero o una rozadura? Con frecuencia los pies son los “grandes olvidados” del corredor a la hora de repartir mimos. No hace falta invertir mucho tiempo en ellos para mantenerlos sanos, solamente seguir una serie de pautas. ¡Toma nota de estos diez consejos para evitar problemas en los pies!
• En los meses de verano para el día a día opta por calzados frescos y amortiguados. Evita un uso excesivo de las chanclas piscineras; no tienen amortiguación y nuestro pie está sufriendo aunque, aparentemente, no percibamos dolor. Puedes optar por un calzado tipo Oofos o Surippa, diseñado específicamente para deportistas. Son muy esponjosos, cómodos y permiten llevar el pie aireado.
• Si eres propenso a las ampollas, aprende a curarlas con salud: con un alfiler limpio pínchala suavemente para hacerle una perforación. A continuación, extrae el líquido acumulado. Cuando ya esté “seca”… ¡no arranques la piel! Deja esa piel muerta en su sitio porque te ayudará a cicatrizar la propia herida.
• A la hora de comprar unas zapatillas de correr, jamás te guíes por la estética o el diseño. Asesórate con algún experto en material y elige un modelo que se adapte a tu pisada y tus características. Es más que recomendable probarte la zapatilla antes de comprarla. Si el calzado es para trail running, prueba con media talla más de la que habitualmente utilices en asfalto.
• Jamás utilices calcetines que no sean deportivos o específicamente elaborados para correr. Hay multitud de marcas en el mercado que fabrican muy buenos calcetines para running. Las posibilidades de sufrir ampollas y rozaduras crecen mucho si salimos a correr con unos calcetines convencionales. Incluso te recomendamos que uses calcetines de running en tu día a día; siempre llevarás los pies más protegidos.
• Las durezas (acumulación de capas de piel muerta) son muy habituales en las zonas de apoyo de la planta del pie: talón y metatarsos. No suelen dar problemas, por lo que no te preocupes en exceso por ellas. Eso sí, si se complican y te duelen, debes acudir a un podólogo. No intentes curarlas por ti mismo como sí puedes hacer con las ampollas.
• Los uñeros también constituyen uno de los problemas clásicos de los runners. Lo sufren sobre todo los corredores de montaña, pues en los descensos pronunciados el pie sufre deslizamientos dentro de la propia zapatilla hasta golpear la parte delantera de la horma (por eso aconsejábamos antes media talla más en este tipo de calzado). La solución más eficiente para los uñeros es su prevención: córtate las uñas en la medida adecuada, ni muy cortas ni largas.
• Si puedes elegir el terreno por el que correr, opta por los senderos de arena o hierba en lugar del asfalto. Las superficies naturales son mucho mejores que las duras, ya que éstas recalientan más los pies y provocan ampollas con más facilidad. Evita a toda costa los carriles para bicis: el impacto para los pies es elevadísimo.
• ¡Cuidado con lo de correr descalzo por la orilla de la playa! Si bien es cierto que tiene numerosos beneficios en cuanto a fortalecimiento y propiocepción de los pies, la mezcla de arena y sal puede provocarnos rozaduras e irritarnos la piel. Así, si eres de piel delicada en los pies… ¡Mejor corre con zapatillas!
• Si por tu pisada necesitas unas plantillas deportivas, siempre que sean personalizadas. No elijas la opción barata y compres unas plantillas estándar. Debes acudir a un podólogo que, tras el pertinente análisis biomecánico de la pisada, te fabrique unas plantillas a medida.
• Mima a tus pies en el día a día. Trata de terminar la ducha aplicando agua fría, sécalos correctamente con la toalla evitando que quede humedad entre los dedos (para evitar pequeñas grietas) y, si padecen una sudoración excesiva, aplica algún desodorante en polvo.
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