Lo cómodo, casi siempre, es quedarnos donde estamos. El cerebro está programado para facilitarnos las cosas, para desgastarnos lo menos posible y hacernos más vagos. Nos prepara para gestionar la amenaza. Atacar o huir. Supervivencia, le llaman.
Cuando la Asics Gel-Trabuco cumple 25 años en 2023, lo fácil sería no complicarse demasiado, “atar en corto”, sobre seguro, y a otra cosa.
Pero como suele suceder, en el mundo empresarial y concretamente sector de running (que es lo que nos ocupa, y en parte, preocupa), esto es del todo imposible. Imposible si se quiere estar a la vanguardia. La supervivencia de las empresas pasa por avanzar. Avanzar y mejorar. Aquí nadie se duerme, y todos pelean por ser los primeros en atar la zanahoria en el palito, y atraer al corredor ávido de novedades, sea para mejorar sus tiempos en carrera, sea para mejorar su experiencia puramente lúdica, haciendo lo que le gusta.
Asics en este sentido, lejos de acomodarse, es una de esas empresas que “empujan”. Dedican gran cantidad de recursos a ello, primero porque va en su filosofía, segundo porque sienten el aliento en el cogote de la gente de las 3 rayas, y del Swoosh.
Muestra de ese afán de mejora continua (como buenos japoneses, practican el Kaizen), es lo que hemos visto hace escasas semanas, con el lanzamiento de una sorprendente Nimbus 25.
5 lustros de Trabuco
La Trabuco vino al mundo en 1998, y si bien es cierto que ha cambiado de denominación en varias ocasiones (Gel-Trabuco, Fuji Trabuco, y sus respectivas combinaciones entre ambas), creo que la Trabuco 7 fue la consecuencia de un punto y aparte. O viceversa.
Realmente, hasta la Trabuco 6, disfrutamos de una zapatilla que en términos de confort, era verdaderamente agradable, pero era torpe en tramos de asfalto (transición hasta llegar al monte), e incapaz en la montaña, si la cosa se empezaba a complicar. En este sentido, atesoraba para sí lo peor de los dos mundos (del asfalto y la montaña). Por tanto, y como decía unas líneas más arriba, con la Trabuco 7 empezó el cambio.
La Trabuco 7, era una tanqueta (sin caer en lo peyorativo), de hecho, en su momento la llamé “Velociraptor”. Siempre me pasa; cuando veo un modelo por primera vez, me asalta inconscientemente una palabra. Al ver la Asics Novablast, el vocablo que me vino fue: “Lamborghini”. Qué cosas…
Pero a lo que vamos. Al ver la suela de esa Trabuco 7, pensé en las pezuñas del maligno dinosaurio que perseguía a los pequeños actores en las cocinas de Parque Jurásico. En definitiva, era pesada, algo torpe y casi indestructible, pero apuntaba maneras. Había que mejorar y ponerla a dieta. Eso sí, por primera vez en un modelo de Asics para montaña, la suela me hizo esbozar una sonrisa en la cara. Una amplia sonrisa. Algo muy bueno se había cocinado en el departamento de I+D de la marca.
La posterior versión número 8, lo mantenía casi todo, y afortunadamente, una dieta discreta sumada a una actualización en lo estético, la hacía mucho más atractiva visualmente. Era menos plasticosa, con menos costuras vistas, y además, todavía nos sentíamos poderosos por encima de las rocas.
La Trabuco 9 dio un giro acertado en algunas cosas, y errado en otras. La suela perdía contundencia, a pesar de que contaba con el mismo y extraordinario compuesto. El chasis seguía siendo potente, pero el paso sin compasión por el quirófano, causando un tremendo hachazo a la báscula (¡pesaba casi 50 gramos menos!) tuvo consecuencias: el tejido de la cubierta no ofrecía la durabilidad deseada.
Era urgente corregir esos detalles (¿detalles? fallos, ¡qué narices!) y presentar batalla en el segmento de la ultradistancia. Había que aprovechar el asueto de alguno de los grandes que “estaba a uvas”, pero sin perder de vista a Brooks, que venía empujando fuerte, y a Saucony que tampoco se quedaba atrás.
Tomada conveniente nota, la Trabuco 10 mostró un equilibrio y una buena salud envidiable. La habían metido en vereda en cuanto a peso. La suela seguía siendo oscuro objeto de deseo, y a pesar de que no era la que tenía la amortiguación más suave, ni el upper más transpirable, sí que mostraba buenas dotes para actividades de cierta entidad. Incluso se mostraba realmente capaz y eficiente con corredores de peso elevado.
La cuestión que se planteaba con una futura Trabuco 11, es si sería más alta en cuanto a perfiles (a la vista de la tendencia actual, y en realidad, desde hace años), y si sería más blandita pensando en su rendimiento en larga distancia. A la postre, el “target” o usuario potencial.
Asics Gel-Trabuco 11. Sí a todo
Efectivamente, todas las preguntas se contestan en sentido afirmativo. La Gel-Trabuco 11 es más alta de perfiles. En este punto, aumenta 2 milímetros más en la zona de metatarsos, y otros 2 en el talón, manteniendo su habitual drop 8.
En la tabla a pie de texto, tienes los datos más relevantes, comparándola con su antecesora.
¿Ofrece pues, un tacto de amortiguación más suave? Sinceramente, quiero creer que si (aquí me estoy mojando). Y llego a esa conclusión, porque el compuesto elegido para esta nueva Trabuco es el el FF Blast que ya utiliza la Novablast 2, Cumulus 24, y Kayano 29.
Por tanto, además de mejorar la suavidad en cuanto al tacto, vemos aumentado el retorno, lo que me lleva a pensar, que será mucho más dinámica (menos lenta que la Trabuco 10), ya que la marca cifra el retorno que ofrece el compuesto FF en un 50%, y en el FF Blast que monta la Trabuco 11, el 63%.
Por tanto, el cambio debería ser notable y perfectamente apreciable.
Suela totalmente rediseñada
Para diseñar la nueva suela, los de Asics han descolgado los posters de surf de las paredes de la oficina y se han quitado las camisas hawaianas, para descartar esas formas tribales y como siempre dije, algo “macarrillas”, aunque efectivas en no pocas situaciones.
Ahora el taco es más simplista, y tiene más cuerpo. Me recuerda eso si, a las añoradas New Balance Leadville.
Por tanto, ahora hay más espacio entre los tacos, lo que sumado a su nueva geometría, estoy seguro que tendrá mejor desempeño en el barro, cosa que no ocurría en los anteriores modelos, donde el barro encontraba un agradable entorno donde cobijarse sin ningún motivo que le diera pie a marcharse.
Sin tener cifras en cuanto a la altura del taco, me aventuro a decir, que pueden estar situados con facilidad en los 4’5, si no en los 5 milímetros. Una medida que varía sus cotas de forma significativa y relevante es la anchura de la base. En este punto, aumenta nada menos que 10mm. en la zona de arco plantar, y 5mm. en el talón.
Este dato, que redundará en estabilidad, junto a la protección antirocas (ranurada transversalmente) que encontramos en la zona delantera, contrarestará las causas negativas que pudiese tener la suavidad de la mediasuela, y sus consecuencias en terrenos especialmente rotos. Bien en ese sentido.
Cubierta y aspecto en general
Visto el material del que por el momento dispongo, me parece una zapatilla visualmente bonita. La combinación que presenta el modelo sample que puedes ver en las infografías de este artículo, me parece elegante pero con “chispa”.
En las protecciones y con medida discreción, se aprecian las curvas de nivel de un mapa topográfico, en un guiño descarado a los amantes de la montaña.
Ya en un ámbito más pragmático, creo (y espero) que el tejido principal sea algo más transpirable que en la Trabuco 10, algo calurosa en mi opinión. Aunque ciertamente, encontrar el equilibrio entre durabilidad y transpiración, no es cosa sencilla, como se demuestra lo que podemos leer en foros y redes sociales, donde los usuarios dan buena cuenta de sus quejas constantes en este sentido, de todas las marcas, ¡ojo!
Tengo especial interés en palpar el chasis y su sistema “3D Space Construction” focalizado en la caja talonar. La marca intentará con este sistema encontrar un diseño que evite la deformación de la zapatilla, cosa complicada para el corredor que tiende a pronar, y castiga en exceso las zapatillas con amortiguaciones tirando a blandas con una sola densidad.
Reconozco que me preocupa en este sentido esta Trabuco 11, más aún cuando sumamos 2 milímetros adicionales a la ya de por sí, suave compuesto FF Blast.
Así pues, con todos estos ingredientes que han metido en la coctelera la gente de Kobe (Japón), me parece suficiente como para que esta Trabuco 11 suscite merecida curiosidad.
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