
La histórica firma valenciana Luanvi, referente durante décadas en el equipamiento deportivo nacional, ha entrado oficialmente en concurso voluntario de acreedores, según ha confirmado el Juzgado de lo Mercantil nº 2 de Valencia. El proceso se produce tras meses de tensiones financieras y una reestructuración interna que no ha logrado frenar la caída de la empresa.
Fundada en los años 70 por los hermanos Luis, Antonio y Vicente Tarancón, Luanvi comenzó como una pequeña empresa textil en Paterna (Valencia) y fue evolucionando hasta convertirse en una marca ampliamente reconocida en el mundo del deporte en general y del running en particular, siendo patrocinador de Behobis San Sebastián o de Media y Maratón de Valencia
Sin embargo, la solidez que proyectaba desde el exterior contrastaba con una realidad interna cada vez más compleja. El fallecimiento de Vicente Tarancón en octubre de 2024, a consecuencia de la DANA que azotó la Comunidad Valenciana, marcó un punto de inflexión. Su pérdida no solo supuso un duro golpe emocional, sino también el inicio de una crisis estratégica. Vicente había sido el alma y el motor de la empresa, y su ausencia dejó un vacío difícil de cubrir.
La DANA azotó con fuerza
Las cuentas de 2023 mostraban ya signos de alarma: una facturación de alrededor de 15,5 millones de euros (un leve descenso respecto al año anterior), pero con un beneficio neto reducido a poco más de 61.000 euros, un 40 % menos. Paralelamente, la empresa arrastraba una deuda acumulada cercana a los 10 millones de euros, con compromisos financieros que incluían préstamos ICO, hipotecas, líneas de crédito y pagos a proveedores.
En un intento por revertir la situación, Luanvi emprendió una serie de movimientos estratégicos a lo largo de 2024. Entre ellos, destacan la venta de su nave industrial, que pasó a ocupar en régimen de leasing, y una fuerte deslocalización de su producción: el 60 % fue externalizado a Marruecos y el resto a Asia, especialmente a China. También trató de reenfocar su negocio, apostando por clientes de gran volumen, reduciendo patrocinios poco rentables y negociando con entidades financieras una posible refinanciación. A pesar de estos esfuerzos, las dificultades de liquidez no desaparecieron y la situación terminó por hacerse insostenible.
Finalmente, el 20 de junio de 2025, Luanvi solicitó de manera voluntaria su entrada en concurso de acreedores. El juzgado nombró como administrador concursal a David Baixauli Almenar, quien asume desde entonces la gestión de la empresa en un momento crítico para su futuro. Los acreedores disponen ahora de un mes para comunicar sus créditos, mientras se valora la viabilidad de un plan de reestructuración.
La incógnita ahora es si Luanvi será capaz de superar esta fase de concurso de acreedores mediante un convenio con los acreedores, una entrada de capital externo o incluso una posible venta. En caso contrario, la firma podría enfrentarse a la liquidación, lo que supondría el fin de una marca que ha vestido a generaciones enteras de deportistas y ha formado parte del imaginario colectivo del running español.