Jacob Kiplimo viaja a Buenos Aires con una misión clara: volar más rápido que nunca. El anuncio, en pleno agosto, agitó el mundo del atletismo y volvió a poner su nombre en lo más alto de las bet deportivas, como en Barcelona hace seis meses. Esta vez apunta más alto, o mejor dicho, más rápido, con un desafío que lo llevará a cruzar el Atlántico. El escenario elegido es Buenos Aires, una ciudad que, aunque no suele figurar entre los templos de los récords mundiales, podría convertirse en el lugar donde este prodigio del fondo escriba otra página dorada de su ya impresionante trayectoria.
Un escenario inesperado para un desafío de élite
Cuando se habla de romper un récord del mundo, lo lógico sería pensar en escenarios ya consagrados por la élite internacional del atletismo: Valencia, Lisboa, Copenhague o incluso la misma Barcelona donde Kiplimo dejó el crono temblando con su 56:42. Sin embargo, el próximo 24 de agosto, será la capital argentina la que reciba al hombre más rápido de la historia en una media maratón.
La Media Maratón de Buenos Aires ha venido creciendo, sí, pero hasta ahora no había albergado un intento de esta magnitud. Aun así, hay razones para el optimismo: un circuito rápido, amplio, al nivel del mar, con pocas curvas y con una organización que este año ha apostado fuerte, muy fuerte, por darle al evento una dimensión global. La Asociación Ñandú, encargada de montar la prueba, ha conseguido atraer a más de 27.000 corredores, pero el que realmente dispara las expectativas es Kiplimo.
¿Por qué Buenos Aires? ¿Por qué ahora?
Puede parecer extraño que un atleta de este calibre haya elegido una ciudad sudamericana para un intento tan ambicioso. Pero ahí está justamente lo interesante. Buenos Aires representa, en cierto modo, un salto fuera del guion establecido. No es territorio tradicional de récords, y quizás por eso mismo, es el escenario perfecto para sorprender otra vez. El trazado tiene lo que se necesita y, con suerte en el clima y una liebre a la altura, todo podría alinearse.
Un talento forjado en la altitud, pero con los pies en la tierra
La historia de Kiplimo arranca en una pequeña localidad ugandesa, a casi 1.900 metros de altitud, donde corría cinco kilómetros diarios para llegar al colegio Hijo de una familia numerosa, el chico que empezó en caminos de tierra hoy es una superestrella que desafía los límites del cuerpo humano en cada zancada.
Con solo 24 años ya fue campeón mundial de media maratón, tiene medalla olímpica en los 10.000 metros y es firme candidato en las apuestas online a romper, en algún momento no muy lejano, la barrera de las dos horas en maratón. Pero antes de eso, quiere volver a ser noticia bajando de 56:42 en los 21K. Y eso, claro, no es poca cosa.
Más que una carrera, una oportunidad
Lo que se viene en Buenos Aires no es simplemente una media maratón con un invitado de lujo. Es una oportunidad única para la ciudad, para América Latina, y para todos los corredores que estarán allí, compartiendo recorrido con uno de los mejores de la historia. Kiplimo no corre solo por él; su presencia eleva el nivel, inspira, sacude la rutina del running recreativo y lo conecta con el atletismo de alto voltaje.
Habrá quienes salgan a correr por su marca personal, otros para vivir la experiencia. Pero todos, sin excepción, lo harán sabiendo que en algún punto del circuito, a unos metros o quizás unos kilómetros por delante, habrá un corredor que va tan rápido que parece volar, y que ese día, justo ese, podría volver a hacer historia.
