Los complementos alimenticios, se definen en la Directiva 2002/46/CE del Parlamento Europeo como: “Productos alimenticios cuyo fin sea complementar la dieta normal y consistentes en fuentes concentradas de nutrientes o de otras sustancias que tengan un efecto nutricional o fisiológico, en forma simple o combinada, comercializados en forma dosificada, es decir cápsulas, pastillas, tabletas, píldoras y otras formas similares, bolsitas de polvos, ampollas de líquido, botellas con cuentagotas y otras formas similares de líquidos y polvos que deben tomarse en pequeñas cantidades unitarias”
Entonces, teniendo en cuenta esto, ¿son necesarios los complementos alimenticios?
En términos generales, una dieta completa, variada y equilibrada debería proporcionar todos los nutrientes necesarios para el desarrollo y el mantenimiento de un organismo sano, y la función de los complementos sería, tal y como dice la palabra, complementar la dieta normal y aportar vitaminas, minerales y/o otras sustancias que en circunstancias particulares pueden ser necesarias.
Es en este momento, cuando cabe plantearse si, un deportista, aún llevando esta dieta ideal, sana y equilibrada, pertenece a esta grupo de personas que en circunstancias particulares puede necesitar el uso de los complementos, y la respuesta probablemente sea sí, ya que, actualmente, los resultados de las encuestas nutricionales realizadas a deportistas demuestran que, en muchos casos, su dieta no siempre es del todo adecuada a sus requerimientos y que en muchas ocasiones la elección de alimentos tampoco es la más idónea para las exigencias especiales del entrenamiento o la competición.
Por tanto, teniendo en cuenta que un complemento alimenticio actúa básicamente previniendo y corrigiendo la falta de algún nutriente, llegando a conseguir los niveles óptimos y adecuados que no conseguimos por las razones que sea y a pesar de una dieta equilibrada, está claro que, en el deportista las situaciones en las que puede ser necesario su consumo se multiplican, ya que en este caso, pueden ser de ayuda para cubrir necesidades energéticas diarias, ayudar a la rehidratación más eficaz con bebidas que incorporan carbohidratos y electrolitos, aportar energía de fácil utilización, suministrar ciertos nutrientes en cantidades superiores a lo que aportan los alimentos y en las proporciones adecuadas, e incluso actuar como substituto de una comida en carrera.
Eso sí, sea como sea, un buen complemento alimenticio debe ser adecuado para ayudar a cubrir las necesidades nutricionales del deportista o presentar un efecto ergogénico, ser seguro en cuanto a aspectos relacionados con la salud y no contener sustancias que den positivo en controles antidopaje y, sobretodo, antes de tomar un complemento alimenticio hay que valorar si realmente es necesario, consultar con el médico en caso de que haya enfermedades de base o se está tomando alguna medicación, y recordar siempre que hay que seguir siempre las instrucciones de consumo y no deben consumirse en dosis superiores a las que se indican en la etiqueta.
Finalmente, y no por ello menos importante, hay que calibrar las expectativas que ponemos sobre la toma de complementos en referencia a la mejora ergogénica y la mejora del rendimiento, ya que en realidad ambas dependen también de otros factores como la alimentación, un entrenamiento adecuado, el descanso y la genética.
Núria Serra
Bióloga.
Postgrado en Farmacología, nutrición y complementación deportiva y Postgrado en Interacciones entre alimentos y medicamentos.