El catálogo de Merrell es totalmente irreprochable en cuanto a modelos técnicos para trail running. Si hay algo que la marca ha cuidado y está cuidando, es el calzado especialmente técnico y específico para actividades de montaña, ya sea para terreno abrupto, de altura, para actividades de larga distancia y cómo no, de hikking (o senderismo, si lo prefieres). En todos y cada uno de estos ámbitos, la oferta es no solo variada, sino solvente.
Merrell ha demostrado que con la línea MOAB (con millones de botas vendidas) es capaz de dar respuesta al usuario que acude a la montaña con una actitud más sosegada y lúdica, hasta llegar a los modelos de la línea MTL (Merrell Test Lab), creada en colaboración con los atletas de la marca, para el usuario que demanda las máximas prestaciones y el menor peso. En definitiva, el producto de mayor calidad que sea posible llevar en los pies.
Ahora bien, existía un vacío en el extenso catálogo de Merrell. Se trata de un segmento de calzado que está cobrando relevancia y en el que la mayoría de marcas líderes han querido tener representación, y es el de las zapatillas ‘door to trail’. Es decir, un tipo de zapatillas con las que podemos llevar a cabo salidas urbanas, sobre el asfalto, pero con las que recorrer los senderos fáciles del extrarradio de la ciudad, caminos agrícolas, parques y demás escenarios que no necesariamente aparecen totalmente regulares bajo nuestros pies.
Los usuarios de este tipo de calzado pueden curiosamente, tener perfiles diferentes. Y es que puede ir desde el corredor que quiere experimentar haciendo sus primeras incursiones en la montaña, al usuario que por cuestión de tiempo corre en entornos urbanos durante la semana, pero que el finde, le gusta explorar esos senderos fáciles, y de ese modo, alternar diferentes tipos de terreno y superficies.
También puede encajar en este tipo de productos el corredor que únicamente quiere una sola zapatilla con la que poder llevar a cabo todas sus salidas. Un modelo con el que se encuentre bien sobre asfalto, pero con el que obtenga cierta seguridad y protección fuera del pavimento, y aceras de la ciudad.
Ahí es donde Merrell ‘flojeaba’, pues no tenía una alternativa específica o concreta para ese público. La marca necesitaba un producto enfocado específicamente a ese uso algo más ambiguo y variado.
Si el asfalto puede dar algo de vértigo a esas marcas totalmente consagradas en el outdoor, con el ‘road to trail’ (como lo ha redefinido Merrell), han dado un cualitativo paso adelante.
Planteamiento sencillo (o poco complicado)
La estética de la Merrell Morphlite es totalmente asfaltera. No encontramos elementos superpuestos en la cubierta, ningún tipo de plástico o refuerzo , con la única excepción de una pequeña pletina para asegurar la fiabilidad de los 3 últimos ojales. Incluso se han tomado la licencia de coser a doble costura una pieza de microfibra en la parte trasera que ejerce de tirador para facilitar el calzado de la zapatilla. Un toque que le da un cierto aspecto retro, que sin ningún tipo de florituras, le da un look atractivo a la zapatilla, además de limpio, al tapar la inevitable costura trasera vertical.
El logo de la marca, luce ciertamente discreto bajo el maléolo. Nada que ver con otros modelos de montaña en los que la presencia de marca parece prioritaria. Y es que para encontrar el modelo de la zapatilla, hemos de ir a la pequeña etiqueta rectangular cosida en la lengüeta. Sutileza 1, ostentación 0.
Así pues, el aspecto general es simplista, al eliminar cualquier accesorio que pueda añadir peso, aunque más que eso (pues no es una zapatilla de competición) de lo que se trata es de suprimir lo innecesario, ya que en el marco de uso ideal de la Morphlite no habrán rocas ni raíces de las que protegerse.
Incluso, casi llega a pasar desapercibido el discreto filo que marca el contorno alrededor del uñero hasta alcanzar la altura del primer cruce de cordones. Nada más.
El tejido de la cubierta es confortable, permite la circulación de suficiente flujo de aire, especialmente en la caja de dedos (que podría ser más, como te explicaré en el siguiente apartado), gracias a unas aberturas longitudinales de mayor rango que en los laterales. Ese tejido tipo jacquard sin elasticidad, se ha mostrado muy resistente durante los kilómetros del test, tanto en la zona de puntera como en el uñero, sin el menor atisbo de estrés.
Acolchados comedidos
No hay tampoco ningún tipo de exceso en los acolchados de collar ni lengüeta. De hecho, son tirando a escuetos, especialmente en el collar. En mi caso, he optado por dar uso al ojal adicional (la cordonera consta de 6 ojales en total) para obtener mayor sujeción, una decisión en parte, motivada por la longitud cordón, que me parecía excesiva, a pesar de que contamos con un ‘lace-loop’ para sujetar el resto de lazada (una goma, vaya) a la altura del 4º cruce. Con esta configuración de la cordonera, la mejora es enorme. Disfruto de mayor sujeción, y una lazada controlable.
En cuanto a la lengüeta, también de grosor medio, o medio-bajo queda perfectamente fijada, gracias en parte al pasador central entre el tercer y cuarto ojal, así como por el botín interior algo excesivo, tanto en grosor, como en su alcance, ya que literalmente cubre la mitad del pie, desde el arco hasta los dedos. Sinceramente, no veo necesario ese diseño, ya que la sujeción me parece de por sí correcta tanto en estático como en dinámico, y más, teniendo en cuenta que el enfoque de este modelo, no son los ritmos especialmente altos (aunque los permite y los tolera).
Dicho esto, en mi opinión, con unas piezas de tejido cosidas a los laterales de la lengüeta (entre el segundo y cuarto ojal), hubiese sido suficiente, consiguiendo mayor ventilación, menor coste de producción y consumo de material, además de -en consecuencia- menor peso, que ya te adelanto, es una de las mejores bazas de la Morphlite, como puedes ver en la infografía comparativa a pie de artículo.
Amortiguación moderada y suficiente
Para construir la mediasuela se ha optado por un único bloque de FloatPro en 48Hc de dureza. Es decir, el mismo compuesto y dureza que se utiliza en su hermana Agiliy Peak 5.
Eso sí, al tener menor perfil y no disponer de una protección antirocas como sí tiene la Agility (pensada para entornos más técnicos y concebida para larga distancia), es posible que en zonas con más piedrecillas de la cuenta lleguen a notarse, especialmente si el peso del corredor es elevado.
Ten en cuenta, que el perfil de esta Morphlite, de 20mm. en metatarsos y 26’5 en el talón, es el menor de su categoría, donde hay modelos que ven incrementado su perfil hasta en un 60% (como la Salomon Glide Max TR). De ahí que las sensaciones percibidas en esta Merrell, sean muy parecidas a las de una zapatilla ligera y dinámica de asfalto, con todo lo bueno y todo lo malo que pueda concluirse de ello.
Por otro lado, el diseño de esa mediasuela en cuanto a geometría no es en absoluto radical, pues no se aprecia un lanzamiento de la punta especialmente marcado (también llamado Rocker), ni un bisel trasero exagerado. Podríamos resumir que el diseño es bastante conservador en este sentido, que no te obliga a aterrizar de medio o antepie, y con mucha superficie de contacto permanente en el suelo, lo que no quita que la zapatilla se muestre ágil, pudiendo rodar sin problema a ritmos de 4 el kilómetro.
En mi opinión, la amortiguación me parece perfectamente suficiente si tu preferencia se fija en modelos alejados de enormes perfiles, ya sea porque te den sensación de cierta inestabilidad, o porque prefieres la moderada percepción del terreno que puede proporcionarte la Morphlite.
Suela ‘gravel’
Me gusta el diseño de la suela por 2 características especialmente:
1. Como puedes ver en las fotos, la zona delantera ofrece unos vaciados (o ausencia de caucho) que a pesar de ir en diagonal, colaboran para lograr una razonable flexibilidad. Es una buena manera de aprovechar la flexión vertical de ese perfil de entre 20-25mm en la zona de despegue.
2. Los tacos son discretos, pero Merrell ha sabido sacar partido a una suela ligera que ofrece más de lo que puede parecer, ya que en la zona central la altura del taco se limita a 2mm., con un diseño tipo diamante (posicionado para favorecer la tracción), y con mayor superficie y altura (hasta 3mm.) en el perímetro, con lo cual, en superficies algo más sueltas ese contorno ‘llega’ hasta donde la zona central queda en cierto modo incapacitada.
En definitiva, la suela es más que suficiente para lo que en un principio podemos llegar a exigirle a esta Merrell Morphlite. Aunque si algo puedo criticar, es una zona de arco desprotegida, que deja el compuesto FloatPro totalmente indefenso, y sinceramente, no es la mejor característica en una zapatilla si exigimos durabilidad por encima de otras cuestiones.
Conclusión en 5 claves
1. Zapatilla todo-en-uno. Para el usuario/a que no quiere complicarse la vida escogiendo una zapatilla para cada cosa.
2. Horma universal, no es especialmente estrecha en la zona delantera. Apta para corredores con plantillas personalizadas.
3. Su precio de 110€ es un poderoso aliciente, y la percepción de calidad es alta.
4. Ideal para el corredor/a que no quiere una zapatilla con perfiles altos y de tacto chicloso.
5. Gran rendimiento en superficies de tierra, donde ofrece extraordinaria tracción. Sobre el asfalto muestra aptitudes de rodadora ‘alegre’.
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