Las carreras populares que se celebran los últimos días del año reciben un nombre particular: San Silvestre. Este término tiene un origen histórico y religioso que está directamente relacionado con el calendario litúrgico de la Iglesia Católica. A continuación, exploramos por qué estas emblemáticas pruebas llevan este nombre y cómo se han convertido en una tradición universal.
El santo del 31 de diciembre
El 31 de diciembre se celebra el día de San Silvestre, un papa que gobernó la Iglesia Católica entre el año 314 y el 335. Fue un pontífice destacado por liderar la Iglesia en una época crucial, cuando el cristianismo pasó de ser perseguido a convertirse en la religión oficial del Imperio Romano, tras el Edicto de Milán promulgado por Constantino.
Aunque San Silvestre no está relacionado directamente con el deporte, su festividad coincide con el último día del año. Por ello, las carreras que se celebran en esta fecha adoptaron su nombre como parte de la tradición.
El origen deportivo: la primera San Silvestre
La primera carrera San Silvestre fue organizada en São Paulo, Brasil, en 1925. Su creador, el periodista Cásper Líbero, se inspiró en una tradición francesa en la que se realizaban competiciones nocturnas con antorchas. Decidió hacer algo similar en São Paulo, coincidiendo con la noche del 31 de diciembre.
El evento se convirtió en un éxito y desde entonces se repite cada 31 año, siendo hoy una de las pruebas más emblemáticas del mundo. La popularidad de la de São Paulo inspiró a otras ciudades a replicar la idea, extendiendo la tradición a muchos países, incluida España.
La llegada de la San Silvestre a España
La primera en España se celebró en el municipio de Galdakao (Vizcaya) en 1961. Poco después, la San Silvestre Vallecana tomó la iniciativa en Madrid en 1964, convirtiéndose con el tiempo en la más popular y multitudinaria del país.
Con los años, más ciudades y pueblos en España adoptaron esta tradición, que ha crecido hasta convertirse en un evento festivo y deportivo imprescindible para despedir el año.
Un símbolo de despedida y celebración
El simbolismo de estas carreras va más allá del nombre. Representa:
- Cierre de ciclo: Los corredores celebran el fin del año con una actividad saludable.
- Fiesta y comunidad: Muchas incluyen disfraces, música y un ambiente festivo, destacando la alegría y el espíritu colectivo.
- Reto deportivo: Para algunos, es la oportunidad de mejorar marcas o cumplir objetivos deportivos antes del cambio de año.
Hoy en día, las carreras San Silvestre son mucho más que un evento deportivo. Se han transformado en una tradición global que mezcla religión, deporte y fiesta. Aunque pocos participantes relacionen el nombre con el papa San Silvestre, su legado sigue vivo cada 31 de diciembre.